Felices 60 años de la Capilla Preciosísima Sangre de Jesús y su comunidad en Corte Alto
Con gran solemnidad y alegría, la comunidad de la capilla Preciosísima Sangre de Jesús, erigida y bendecida en 1964 por el Primer Obispo de Osorno, Francisco Valdés Subercaseaux, celebró 60 años de vida y de fe en el sector de Corte Alto en Purranque.
Luego de la procesión de entrada, Monseñor Carlos Godoy Labraña, expresó su alegría de poder celebrar un nuevo aniversario de dicho templo, el cual está también muy unido “al pueblo, y así me contaban, que prácticamente nacieron juntos, y por supuesto que nos alegramos de tener una comunidad tan viva, una capilla tan bonita como es la que hoy nos ofrece esta comunidad cristiana”.
Inmediatamente después, bendijo el agua y la asperjó por el templo, y en la asamblea presente, que proveniente de diversos sectores de la comunidad parroquial repletó la capilla, en tanto el coro acompañó el momento bellamente con el canto.
Junto a la oración Universal de la comunidad, el Pastor de la Iglesia osornina también pidió al Señor por todos los benefactores, por las autoridades comunales electas presentes en la eucaristía, y por las vocaciones sacerdotales y religiosas, “sabemos que esta capilla se ha caracterizado por dar vocaciones; el padre Felipe y otras que han salido de esta comunidad, y veo un buen grupo de jóvenes. Pidamos para que de nuestros jóvenes salga algún sacerdote, alguna religiosa, que les regalen su corazón al Señor para servir al Pueblo de Dios que tanto necesita hombres y mujeres que le acompañe, que les partan el Pan de la Palabra y de la Eucaristía”.
Durante la celebración también, junto al pan y al vino, se ofrendaron: algunas herramientas que fueron utilizadas para la construcción del mobiliario de la capilla, algunas hermosas fotografías que dan cuenta de la construcción del templo y la bendición del mismo que realizó el Venerable Siervo de Dios, además de un cuadro con un pergamino que contiene un histórico relato de los albores de la capilla.
Después de la bendición final, hubo espacio para agradecer la presencia del obispo Carlos, destacar y reconocer a algunas personas importantes en el quehacer y en el servicio a la pastoral de la capilla: la familia Dietz Hoffmann, Ana María Bravo, al párroco de la parroquia San Leopoldo Mandic, Felipe Fernández, cuya vocación nace desde esta misma comunidad, y al diácono Bernardo Torres. También hubo un homenaje póstumo a Juan Carlos Rosas por su disposición y por todo el bien que realizó en la capilla.
Concelebraron la Santa Misa: el padre Luis Briones Pincheira, religiosos de los Misioneros de la Preciosa Sangre (CPPS), párroco de la comunidad dedicada a San Sebastián en Purranque, y el sacerdote diocesano, Felipe Fernández Bravo. También acompañaron el servicio del Altar los diáconos Orlando Cárdenas Moreira; Octavio Romero Rosas y Bernardo Torres Maldonado, además del equipo de acólitos y acólitas parroquiales.
Mensaje del Obispo Carlos
Al iniciar su homilía, el Pastor de Osorno felicitó a la comunidad de la capilla Santísima Sangre de Jesús por su nuevo aniversario que se encuentra festejando y dijo que “Es un tiempo, interesante, un trayecto importante, ya 60 años y podríamos decir que está entrando a la adultez mayor la capilla, a si es que muchas felicidades, que el Señor los bendiga y muchas gracias también por la invitación que me hicieron para venir a celebrar esta eucaristía”.
Luego compartió su reflexión respecto del mandamiento más importante del Evangelio según San Marcos (12, 28-34), donde destacó que no es extraño que un escriba o un fariseo “se acerque a Jesús con esta pregunta: ¿Cuál es el mandamiento más importante de la ley? Ya que los fariseos y escribas tenían consignados más de 600 preceptos, por tanto, es razonable la pregunta”.
Explicó que lo significativo de esta escena “es que el escriba no se acerca a Jesús para tenderle una trampa, como solían hacer los demás fariseos y escribas”, sino que se acerca con una “inquietud sincera que ha venido ocupando su corazón. Jesús entiende muy bien lo que siente este hombre”.
El Señor, no le da un sermón, sino que “sencillamente le recuerda la oración que esa misma mañana han pronunciado los dos al salir el sol, siguiendo la costumbre judía: ´escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor, abraza al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas´”, dijo el obispo.
Destacó entonces que lo más importante es escuchar a Dios, “detenernos y dejar que Él nos hable, que Él le hable a la comunidad. Ahora la experiencia nos dice que es difícil escuchar, que no nos resulta tan natural escucharnos, expresarnos, comprendernos, y esto es muy sintomático del individualismo tan característico de la sociedad actual”.
Ahora, aseveró que “escuchar a Dios exige detenerse, examinarse, es decir, preguntarse acerca de las cosas importantes, y decidir en consecuencia, de acuerdo con aquello que ha sido examinado y con aquello que ha sido cuestionado en la vida. San Pablo lo insiste y lo recomienda también: examínenlo todo y quédense con lo bueno”.
“La escucha es una clave fundamental para vivir la fraternidad, y estoy parafraseando un poco al Papa Francisco refiriéndose a la sinodalidad que ha explicado como ese ejercicio de aprender a caminar juntos, de respetarnos, de sentirnos todos corresponsables de la edificación y de la santidad de la iglesia”, añadió.
“No hay manera más excelente de transformar la Iglesia que, cada uno, siendo consecuente y siendo también coherente con aquello que Dios quiere de él. Es por eso que en este día en que estamos celebrando estos 60 años, pidámosle al Señor que ante todo lo más importante en nuestras formas de vivir en comunidad, sea estar permanentemente atentos a escuchar la voz de Dios, y lo que Dios quiera de esta comunidad y de cada uno de nosotros”, continuó su reflexión.
Agregó que el “celebrar 60 años de vida, y de vida activa de una comunidad, nos debiese impulsar mucho más a ser una Iglesia en salida, dar más testimonio allá afuera, en el trabajo, en la oficina, en los roles que cada uno de nosotros le toca desempeñar. Es ahí, sobre todo, donde el cristiano está llamado a ser consecuente con el Evangelio de Jesús”.
Invitó a cada uno a preguntarse: “¿Yo escucho consecuentemente a Dios? ¿Escucho lo que Dios me está queriendo decir, lo que está susurrando en lo más profundo de mi corazón? ¿A quién está llamando el Señor? ¿A qué me está impulsando el Señor? ¿A qué me está moviendo Jesucristo y su Evangelio?”
Y enfatizó que “un cristiano consecuente debiese tomarse muy enserio aquello que Dios le está pidiendo, porque nuestra fe nos dice que lo único que nos puede hacer verdaderamente felices, es cumplir la voluntad de Dios, porque siempre Dios va a querer nuestro bien y también nuestra felicidad”.
Fuente: Comunicaciones Osorno
Osorno, 03-11-2024